lunes, 22 de junio de 2015

La Vía Turonense IV. París III


París III: el Barrio Latino

Al cruzar cualquiera de los puentes desde la Isla de la Cité, nos encontraremos en la Orilla Izquierda, la Rive Gauche, o la Left Bank, al juzgar por cierta librería de renombre universal y cuyo idioma parece haber sustituido en la actualidad al latín que dio nombre al barrio, y es que en esta orilla se habló la lengua de Ovidio desde que en el siglo XIII se fundara la Universidad de La Sorbonne y toda la zona fuese habitada por profesores y estudiantes.
La librería Shakespeare and Company tiene su origen en la que se inauguró en la rue de l’Odéon en 1919 y que sirvió de hospital o albergue a los peregrinos de la lengua inglesa, entre ellos Joyce o Hemmingway. En 1951 se abrió otra librería en el 37 de la Rue de Bûcherie que se ha convertido en heredera de nombre y espíritu de la original Shakespeare & Co.



Muy cerca, en la Square René Viviani, se encuentra la iglesia de Saint-Julian-le-Pauvre, que contó con hospital para peregrinos en la Edad Media. Esta iglesia románica, está decorada en el interior en un estilo bizantino que viene a indicarnos que el rito que se sigue no es el común en Francia, sino el greco-católico melquita.







De mayores dimensiones y en estilo gótico tardío nos encontramos otra iglesia a pocos metros del Pobre San Julián. Es la de Saint-Séverin, cuyo ábside y osario dan al comienzo de la Rue de Saint-Jacques.

Aquí arranca la Rue de Saint-Jacques, que nos llevará hasta la tumba del Apóstol, eso sí, después de haber recorrido unos 1628 Km.

Encontramos aquí un colegio, el primero de los dos que hay a lo largo de la Rue Saint-Jacques. En ambos encontraremos placas similares e igualmente terribles.
A la memoria de los niños, alumnos de este colegio, deportados de 1942 a 1944 por haber nacido judíos, víctimas inocentes de la barbarie nazi con la complicidad activa del gobierno de Vichy. Fueron exterminados en los campos de la muerte. Nunca los olvidaremos.
Sobrecogido, el peregrino reemprende la marcha.

 En la esquina de Saint-Jacques con el Boulevard Saint-Germain empieza a oler a Galicia.
No es más que un aroma momentáneo y después de la tentación el Camino comienza a hacerse cuesta arriba.
Al cruzarse nuestra calle con la Rue des Écoles, el Camino - aún ascendente - comienza a transcurrir entre los edificios universitarios de La Sorbona.

y el peregrino seguirá ascendiendo hasta culminar la cima de la Montagne Sainte-Genevieve, que se alza a una altura de 61 m. sobre el nivel del mar.
En las faldas de esta colina los romanos edificaron su Lutecia, de la que hoy nos quedan restos del anfiteatro y las termas, pero al peregrino no le interesan estos restos paganos, aunque sí, el Hôtel de Cluny, construido al lado de las termas y que fue la residencia de los abades de Cluny cuando acudían a la corte y fue, durante los siglos XVI y XVII el palacio del nuncio en Francia.

 En la actualidad, el Hôtel de Cluny es un interesante museo de la Edad Media, en que se pueden encontrar reminiscencias jacobeas.




Volviendo a la Rue Saint-Jacques, el peregrino sigue subiendo hasta cruzarse con la Rue Soufflot. Allí, a la derecha verá la Torre Eiffel alzándose sobre el Luxemburgo





y a la izquierda, el Panteón



construdido en la cima de la montaña de Santa Genoveva, estuvo proyectado como iglesia para la patrona de París, pero la Revolución lo convirtió en lugar de sepulcro para los hombres ilustres de la Patrie. Durante el siglo XIX varío su uso, según variaba la historia del país.


Antes de que existiese la Rue Soufflot y al borde del Camino jacobeo, se erigió aquí un convento dominco con albergue para peregrinos. Gracias a las donaciones de San Luis y su madre, Blanca de Castilla, este convento prosperó notablemnte y se convirtió en el primer Studium Generale de la Orden de Predivadores, que fueron conocidos a partir de entonces en Francia como jacobinos (por Saint Jacques) y no como dominicos (por Saint Dominique) como son llamados en el resto del mundo.

Parece que Santa Genoveva no quiso compartir sepultura con Voltaire, Hugo, Zola, Jaurès o Marie Curie

y está enterrada en la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont, detrás del Pantheon.

El templo primitivo se construyó en el siglo VI, pero las obras visibles en la actualidad pertenecen a distintos períodos que van del siglo XV al XVII, de manera que pueden encontrarse elementos góticos, renacentistas y barrocos.

Aunque parezca un descrédito para el ejército francés, junto a la tumba de Santa Genoveva, una placa votiva explica que durante la Primera Guerra Mundial, París no fue conquistada por los alemanes gracias a la intervención de la santa.


A partir del cruce con la Rue Soufflot, la Rue Saint-Jacques se vuelve más estrecha.

Es la zona bohemia del mayo del 68.
La rue Malebranche, la Rue des Fossés-Saint-Jacques. En la esquina con esta última está el cabaret Au Port du Salut, donde actuaron los grandes de la chanson française, como Georges Moustaki o Serge Gainsbourg.





Cuenta una leyenda que acabo de inventarme que en la Rue Saint Jacques, a la altura del número 182, existe una puerta mágica que utilizan los peregrinos avispados para acortar buena parte del viaje. Invocando al Ángel del Mal y entonando el Ultreya al revés, los peregrinos que se lancen contra el muro, llegarán en pocos instantes a la Rúa da Azabachería de Santiago de Compostela. Aunque parezca fácil, no lo es tanto y muchos peregrinos se han dejado los dientes en esta parte de París, mientras que otros han retrocedido varias casillas hasta el Principado de Moscovia y han tenido que reemprender desde allí la peregrinación.





En la esquina con la Rue Gay-Lussac se encuentra el peregrino que no se vale de trampas ni milagros con el Instituto Oceanográfico de Francia, que sin que entienda muy bien por qué razón también puede hacer pensar en Galicia, calderos de cobre y pulpos a feira.



En el siglo XIII, la orden italiana de Altospacio fundó una encomienda en este lugar de París. La orden se dedicaba al cuidado de los peregrinos en el Camino de Santiago y consideró que este era un buen lugar para ello. No resta nada de las obras medievales, y la iglesia actual de Saint-Jacques-du-Haut-Pas se construyó en el siglo XVII. Aunque pudiera parecer lo contrario, Santiago del Alto Paso, no hace referencia a la escasa altura parisina, sino que viene a ser una traducción del Altopascio italiano.





En la siguiente manzana se encuentra el peregrino con el Instituto Nacional de Jóvenes Sordos de París, instalado en 1794 en el antiguo seminario de Saint-Magloire, que a su vez, se había construido en el espacio que ocupó un hospital para peregrinos medieval.








Un poco más adelante hubo otro convento de carmelitas y otro de benedictinos. Este último alberga desde 1894 la Schola Cantorum, una institución educativa dedicada a la enseñanza de la música, la danza y el arte dramático.













A pocos pasos de allí, junto a la Paris American Academy (dedicada a la enseñanza de alta costura y diseño de interiores), la Rue Saint-Jacques se ensancha ligeramente para ceder el nombre a la Place Alphonse Laveran, a la que se abre, tras una rejería azul, la iglesia du-Val-de-Grace, una soberbia construcción barroca debida a la piedad de otra reina española, Ana de Austria, hija de Felipe III de España, esposa de Luis XIII de Francia, madre del XIV y amante del duque de Buckingham en Los tres mosqueteros.







La iglesia del Valle de Gracia, que alberga el Museo de Sanidad Militar y que encuentra el peregrino a su izquierda en su avance hacia tierras hispánicas.
A la derecha, el otro lado de la plaza de Alphonse Laveran

En este lugar el peregrino se despide del pequeño y articulado Santi Romero

La Rue Saint-Jacques está a punto de cruzarse con el Boulevard de Port-Royal, que pone fin al Barrio Latino

el peregrino decide descansar y tuerce hacia el oeste, en dirección a Montparnasse. A partir de aquí el camino es sencillo.

A votre santé!


1 comentario:

  1. Buenos días Jesús, hoy he descubierto tu blog me parece fascinante. Aportas una cantidad de datos ingente que no aparecen en ningún otro lugar. FELICIDADES. Veo que eres un experto en el tema y me gustaría hacerte algunas preguntas. No he isto un e-mail al que poder dirigirme personalmente a tí, así que te planteo una desde aquí. He leído mucho sobre el Camino, el peregrinaje y los pregrinos, pero NUNCA encuentro mucha información sobre un "amuleto" muy especial, que incluso recibe su nombre de la costumbre que tenían los peregrinos de llevarlo consigo, es el Jacinto de Compostela, una variedad de cuarzo rojo muy característica y de la que nunca nadie comenta NADA, tampoco de otros minerales como la quiastolita (la cruz del peregrino) que algunos también llevaban. ¿Qué sabes del tema? Me gustaría poder presentarme y comunicarme contigo más extensamente.

    Un saludo y mis más sinceras felicitaciones por tu generoso Blog, que me ha hecho disfrutar hoy domingo.
    Jenaro.

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