Historia de las peregrinaciones jacobeas
En el año 951 está documentada la
primera peregrinación extranjera. Compostela recibe la visita del obispo de
Puy, Gotescalco, acompañado por numeroso séquito. De ello da fe en un
manuscrito un monje de la abadía riojana de San Martín de Albelda, llamado
Gómez.
Poco después del 951 peregrina el
obispo de Reims, Hugo de Vermandois.
El hecho de que poseamos
documentación de estos personajes no quiere decir que no hubiese peregrinos
franceses anteriores, sino que habrían pasado desapercibidos por no poseer
títulos nobiliarios o eclesiásticos.
A fines del siglo X la peregrinación
decae ligeramente debido al terror milenarista, encarnado en España por la
figura de Almanzor.
En el año 997 Almanzor arrasa
Compostela y sólo se salva el sepulcro apostólico, que el caudillo musulmán no
se atrevió a profanar.
El obispo de Iria Flavia, Pedro de
Mezonzo, inicia inmediatamente la reconstrucción de la iglesia y la
fortificación de la ciudad.
En estos tiempos el Camino en España
no presenta mucha seguridad para los peregrinos. El territorio que se extiende
entre el Duero y la Cordillera Cantábrica es tierra de nadie y se ve sometido a
continuas razias por parte de guerreros moros y cristianos. Muchos peregrinos
acuden a Compostela por la ruta del Norte, atravesando las actuales Comunidades
Autónomas del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Sin embargo, otro
peligro acecha a los viajeros que caminan por esta estrecha franja costera: los
vikingos, que atacan inesperadamente puertos de mar y en ocasiones se adentran
en el interior, matando y saqueando a quienes encuentran.
Los siglos del románico
El
siglo XI supone un gran auge para el desarrollo de las peregrinaciones a Compostela,
en gran parte debido a la Orden Benedictina de Cluny, que construye monasterios
en los caminos de peregrinación franceses y españoles. Es precisamente el
tercer rey de Castilla, Alfonso VI, el introductor en sus reinos del rito
romano, en sustitución del mozárabe. Los encargados de llevar a cabo esta
reforma serán también los benedictinos de Cluny. Gran promotor de la
peregrinación es también el obispo de Santiago Diego Gelmírez. Gelmírez fue
además el inspirador de un documento de valor inapreciable para la historia de
las peregrinaciones, el "Registrum Venerabilis Compostellanae Ecclesiae
Didaci Secundi", que, desde tiempos del padre Flórez (siglo XVIII) se
conoce con el nombre de "Historia Compostelana".
Es en este siglo XI cuando se fija
la ruta que siguen los peregrinos franceses y europeos hasta Santiago.
Desaparecido el Califato de Córdoba, los reinos cristianos se extienden hacia el Sur y queda asegurado
todo el valle del Duero, territorio que los reyes de Castilla y de León harán
lo posible por repoblar. La llegada de peregrinos francos, nombre que se da
genéricamente a todos los transpirenaicos, supondrá un gran avance en este
sentido. Los reyes aragoneses, navarros, castellanos y leoneses otorgarán
privilegios especiales a los francos que se asienten en sus territorios. Eran
buenos tiempos para los inmigrantes.
En el siglo XII continúa imparable
el avance de la peregrinación jacobea. Un gran impulsor en este siglo fue el
papa Calixto II, que había sido abad de Cluny.
También en el siglo XII se funda la
Orden Militar de Santiago (1170), en la ciudad de Cáceres, que se ocupará de
proteger a los peregrinos en su ruta hacia Compostela
Se calcula que durante la Edad
Media, en los momentos de mayor esplendor de la peregrinación, peregrinaban anualmente
a Compostela entre los 200.000 y los 500.000 cristianos de todo el mundo.
Las peregrinaciones supusieron para
los reinos cristianos españoles un gran desarrollo económico y cultural, pues
los peregrinos arrastraban con ellos la actividad comercial y el Camino de
Santiago se convirtió en un eje comercial de suma importancia, de manera que
los reyes se encargaron de hacerlo pasar por las ciudades más importantes de
sus reinos, que conocieron un alto desarrollo en esos siglos. Los peregrinos
también actuaban como transmisores de cultura, trayendo a España las novedades
artísticas y de pensamiento europeas y llevando a Europa las peninsulares.
Los siglos del gótico
Las
peregrinaciones decayeron ligeramente en los siglos del gótico, especialmente a
partir del siglo XIV, y mucho más a partir del Renacimiento.
La decadencia del Camino en la Baja
Edad Media se puede explicar por tres razones fundamentales:
- Las grandes
epidemias y especialmente la peste negra que azotan a la población europea
en el siglo XIV.
- La guerra de
los Cien Años en territorio francés, que se extiende por Castilla en
tiempos de Pedro I, llamado el Justiciero mientrás reinó y el Cruel, cuando
dejó de hacerlo.
- La expansión
de los territorios cristianos en la Península Ibérica. La conquista de Andalucía
por los castellanos, hace que el eje económico Este - Oeste del Camino de
Santiago pierda importancia en beneficio de otro Norte -Sur (Burgos -
Valladolid - Toledo - Sevilla). Es fácil de apreciar en las construcciones del
nuevo estilo artístico, el hispano-flamenco.
Guerras y epidemias hicieron poco seguro el Camino, donde resultaba fácil encointrar a la muerte agazapada en cada recodo. En la imagen, un esqueleto degolla y despoja a un peregrino, detalle de El trinfo de muerte, de Brueghel el Viejo (Madrid, Prado)
La Edad Moderna
A
partir del Renacimiento, la corriente filosófica del Humanismo resultó poco
proclive a la adoración de reliquias y a las peregrinaciones en general. A esto
hay que añadir la Reforma protestante, que dividió a Europa en dos bandos
opuestos y que hizo que muchos hombres naturales de países que antes habían
sido católicos, abandonasen la peregrinación. El hermetismo de España a causa
de la Inquisición y la Leyenda Negra, que surge en el reinado de Felipe II, no ayudaron
a hacer de España un destino turístico muy atractivo.
Antonio Pérez,
secretario de Felipe II, huido de su justicia tras un turbio asunto, fue uno de
los mayores difusores de la Leyenda Negra. He aquí su obra, impresa en París.
Parece que la capital francesa ya era por aquella época patria de exiliados y
refugiados.
Sin embargo, perduraron las
peregrinaciones y en los siglos XVI y XVII se dotaron y construyeron numerosos
hospitales para peregrinos. Ni siquiera las continuas guerras contra Francia
mientras reinó en España la dinastía de Habsburgo, pusieron freno a la fe de
los peregrinos franceses, que siguieron acudiendo en gran cantidad durante esos
dos siglos, aunque ya no fuesen tan bien recibidos como en los tiempos
medievales.
En 1589 el pirata inglés Francis
Drake sitió La Coruña con 14.000 hombres, y ante el peligro de que Santiago
fuese asolado, el arzobispo, don Juan Sanclemente decidió esconder las
reliquias en el fondo del ábside, unos tres metros más atrás.
Los siglos XVII y XVIII suponen un
ligero incremento para la peregrinación jacobea, en comparación con el siglo
XVI. Es debido a la Contrarreforma católica y se deja ver en el florecimiento
del arte barroco en diversos lugares del Camino, especialmente en Galicia.
La Edad Contemporánea
Pero
la mayor crisis de las peregrinaciones jacobeas se produce en el siglo XIX. La
irrupción del liberalismo y la revolución científica hacen que el Camino de
Santiago quede limitado a una parcela de la historia y de las costumbres pintorescas de
España. Las peregrinaciones caen en el olvido y sólo se ven como un elemento más
del tipismo español.
Es a partir de los últimos años del
siglo XX, sobre todoa partir del año santo de 1993, cuando el Camino resucita y hasta se masifica, convertido para la mayor parte de los que
lo recorren en una ruta turística o deportiva.
Aunque las peregrinaciones hayan
aumentado notablemente en los últimos años, de la mano de este redescubrimiento
cultural y apoyado por la Iglesia, así como organismos profanos, como el Estado
español, la Unión Europea y las Comunidades Autónomas de Aragón, Navarra,
La Rioja, Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. La
Comunidad Canaria busca como loca alguna variante del trazado que haga pasar el
camino por las islas.
"Pelerin",
la desafortunada mascota del Xacobeo 93, que parece inspirada en Darth Vader, y
que le valdría a su diseñador una pasta. Con ella se da testimonio de que el
Camino ha entrado en la era de la publicidad, el marketing y el consumo.
Servirá para restaurar muchas obras de arte olvidadas, pero el Camino tardará
mucho en volver a ser lo que fue.
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