sábado, 2 de agosto de 2014

El Códice Calixtino

El Codex Calixtinus
o
Liber Sancti Iacobi


            Capitulo especial merece el libro denominado Códice Calixtino, por lo que supone de asistencia al peregrino así como de todo lo referente a la peregrinación jacobea medieval.
Primera página del códice calixtino, con la falsa carta del papa Calixto II, quien aparece retratado en el momento de escribirla.

Se llama Códice Calixtino al libro material, atribuido al papa Calixto II, que se guarda en el tesoro de la Catedral de Santiago de Compostela desde el siglo XII. Para las copias de este códice, así como todas las impresiones que de él se han hecho se utiliza el título de Liber Sancti Iacobi, o sea, Libro de Santiago.

            Se trata en realidad de cinco libros encuadernados en un mismo volumen y que tienen como temática la figura de Santiago el Mayor o la peregrinación a su sepulcro.

            A manera de prólogo, el códice comienza con una carta del papa Calixto II "siervo de los siervos de Dios", dirigida a Guillermo, patriarca de Jerusalén, y a Diego (Gelmírez), arzobispo de Santiago, en la que anuncia el envío de la obra, para que la lean y la corrijan. Continúa la misiva papal dando datos sobre el libro que demuestran su veracidad y santidad: "Caí en poder de ladrones y despojado de todo sólo me quedó el manuscrito. Fui encerrado en prisiones y perdida toda mi hacienda, sólo me quedó el manuscrito. En mares de profundas aguas naufragué muchas veces y estuve a punto de morir, y al salir yo salió el manuscrito sin estropearse. Se quema una casa en la cual yo estaba y consumido mi ajuar escapó conmigo sin quemarse el manuscrito".

            Los dos primeros libros son para leer en la iglesia; los otros tres en el refectorio, siguiendo la costumbre monástica de escuchar una lectura durante las comidas, predecesora de nuestros almuerzos con telediarios. Este es el contenido de la obra:
            - Libro I: Sermones y textos para la liturgia de Santiago.
            - Libro II: Colección de milagros de Santiago.
            - Libro III: Traslación del cuerpo de Santiago y leyenda de las conchas veneras.
            - Libro IV: Historia Karoli Magni, o Historia Turpini, o más frecuentemente conocido como Pseudo Turpín, donde se recoge la ficticia peregrinación de Carlomagno a Compostela, relatada por al arzobispo de Reims, Turpín, que acompañó al rey de los francos en su empresa.
            - Libro V: Liber Peregrinationis o Libro de la Peregrinación.

            En esta obra se contienen muchas de las leyendas y tradiciones que se han mantenido, a través de los siglos, en Santiago y a lo largo del Camino, como algunos de los milagros del apóstol más populares o los himnos que se mantienen en la liturgia y la memoria de los peregrinos.
            El libro IV, el Pseudo Turpín, puede ser el más literario y más ameno, lleno de fantásticas aventuras que complementan las del Cantar de Roldán y suponen para los franceses una mitología profana, próxima a lo sagrado, como veremos, sobre todo, cuando hablemos de Roncesvalles.


            Pero, si la obra completa interesa a cualquier devoto de Santiago, el libro V puede importar especialmente a los peregrinos. Esta parte se ha considerado como la primera guía turística de la Historia y en ella encontramos ya perfectamente establecidos los caminos que, desde Francia, conducen a Santiago y que hoy conocemos con los nombres de Vía Francígena, Camino Francés o, simplemente, Camino de Santiago.

            El Liber Sancti Iacobi nos dice que existen cuatro rutas en Francia que recogen a los peregrinos jacobeos de toda Europa (se entiende que con la única excepción de España, donde puede haber mil caminos diferentes) y los conducen hasta Santiago. A estas cuatro rutas les da nombres:
            1.- Vía Turonense, la que parte de París y toma su nombre de la ciudad de Tours.
            2.- Vía Lemovicense, que se inicia en Vezelay y pasa por Limoges, que le da nombre.
            3.- Vía Podense, que comienza en Le Puy.
            4.- Vía Arlesiana, que recoge a los peregrinos en Arlés.

            Las tres primeras se unen en Ostabat, en territorio aún francés, y pasan a España a través de Roncesvalles. La última atraviesa el Pirineo por el puerto aragonés de Somport.

            Esta guía turística ofrece al lector, de una manera un tanto desordenada para el punto de vista actual, la información que el autor considera importante para los peregrinos. Desde luego, no es una guía en el sentido que hoy daríamos a la palabra y con ella el macuto nos sentiríamos más perdidos que el Minotauro fuera de su laberinto.
            La mayor información la da acerca de la propia Francia, que parece conocer bastante mejor que España, y sobre la ciudad de Santiago, o mejor dicho sobre la basílica. Su lectura nos transmite importantes datos sobre la fábrica románica, en un momento en que aún no se había construido el Pórtico de la Gloria y, mucho menos, todas las obras barrocas que hoy enmascaran el templo.
            Así como para un turista del siglo XXI los datos de mayor importancia en una guía pueden ser los monumentos y museos a visitar o los hoteles y restaurantes, para un peregrino eran y deberían seguir siendo las reliquias de santos que se hallaban en el camino que había de recorrer hasta su meta. Así como los restaurantes y tabernas nos ponen hoy en contacto con la meta gastronómica que buscamos, en aquellos tiempos eran estas reliquias las que les acercaban a la meta espiritual que anegaba Europa y que ahora muchos europeos buscan en la India y otros lugares de Oriente, a los que consideran amos de la espiritualidad, sin pararse a considerar las similitudes no sólo entre las doctrinas cristiana y orientales, sino también entre los vicios y virtudes del clero budista o los santones hindúes y los benedictinos o cartujos.
            También habla el Liber Sancti Iacobi de los ríos que atraviesa el camino y de la calidad de sus aguas, así como de las características de las tierras y gentes que se pueden encontrar en la ruta, denunciando los abusos de posaderos, barqueros y señores feudales sobre los peregrinos.

Sobre el autor.
            No se sabe si Diego Gelmírez o alguien de su cabildo se llegó a creer que el libro había sido compuesto por su benefactor el papa Calixto, pero desde que la historia empezó a considerarse como ciencia, incluyendo en ella los libros, objetos y sentimientos religiosos, nadie especula siquiera con la posibilidad de esa autoría y todo parece indicar que el autor no es otro que un tal Aymeric Picaud, donante del códice a la iglesia compostelana.
            De este Aymeric se sabe bien poco, por decir algo. Procedía del Poitou y era clérigo. Es más o menos lo que podemos decir del Arcipreste de Hita, y de los dos es fácil suponer que, salvando las distancias temporales, se dedicaban a lo mismo: a pasarlo bien y vivir del cuento. Aymeric Picaud fue, con bastante probabilidad, un goliardo, uno de esos clérigos vagantes, predecesores de la tuna compostelana, que se ganaban la vida contando y cantando historias por los caminos o perpetrando timos como el del Codex Calixtinus. Era, sin duda, un hombre de amplia cultura y conocedor de la curia romana, a la que seguramente habría tratado en el curso de una peregrinación. Parece que también había peregrinado a Jerusalén y seguramente a todos los santuarios que, como casinos, podían reportarle algún beneficio, sin duda un personaje interesante y encantador del que sólo la imaginación podría proporcionarnos una biografía.
            Lo que también está claro es que de haber funcionado en la Edad Media el mundo empresarial, Aymeric se habría forrado, pues su obra fue un auténtico best-seller. En 1172 un monje catalán copió el manuscrito y por la misma época se realizan copias para Bélgica y Francia, especialmente del libro IV, el "pseudo Turpín", del que en la actualidad se conservan más de cincuenta copias en toda Europa y traducciones hechas a las incipientes lenguas del continente. Los más prestigiosos hagiógrafos y teólogos de los siglos posteriores mencionarán constantemente el libro del papa Calixto cada vez que se refieran a Santiago el Mayor.


Ultreya

            La palabra "ultreya" se ha convertido en sí misma en una consigna entre jacobípetas, algo así como una contraseña que los identifica y que les renueva el ánimo. Incluso en un lugar tan alejado del camino Francés como el madrileño barrio de Salamanca hay un bar y restaurante que atiende por este nombre, seguido por el subtítulo de "Cocina jacobea" o algo similar. Allí estuve una vez con Mariano, cuando, peregrinos en una noche oscura, no hallábamos ningún santuario que diera alivio a nuestra sed.
            Esta palabra, de origen desconocido, forma parte de una de las partituras que se recogen en el Liber Sancti Iacobi, que se conoce normalmente como el canto del ultreya o con su primer verso: Dum Pater Familias. Parece que de entre todas las canciones de peregrinos, este cántico fue el más emotivo, el que los jacobitas entonaban con más frecuencia en los momentos de mayor dificultad o de mayor alegría y, redactado en una especie de esperanto, que parece mezclar latín con alemán y bable, entonaban el estribillo:
Herru Sanctiagu
Got Sanctiagu
E ultreya
e suseya
Deus aia nos (este verso aparece en otras versiones con la palabra "aia" trocada en "adiuva", es decir "ayuda", más correcta en latín.

            Me resulta fácil suponer que estos versos los entonaban los peregrinos en situaciones tan diferentes como cuando se veían sorprendidos por una tormenta de nieve y se confundían los aullidos del viento y de los lobos mientras ascendían al terrible Somport, o cuando, recién aseados en Lavacolla, llegaban a la cima del Montjoie (o Monte del Gozo, que antes que en castellano o gallego, tuvo nombre en francés) y divisaban con lágrimas en los ojos, después de tantísimos sufrimientos, la silueta de las torres de la catedral compostelana. Estos son los instantes, que podríamos llamar "momentos ultreya", esos en los que parece imperioso invocar la ayuda divina o en los que no le queda al peregrino más remedio que agradecer a Dios una fuerza y una resistencia que nunca hubiese creído que pudiese anidar en su interior.

Herru Sanctiagu,                       Señor Santiago,
Got Sanctiagu,                   Gran Santiago,
Eh, ultreia,                       Adelante, ea,
Eh, sus eia.                      Arriba, ea.
Deus, aia nos!                    ¡Dios, ayúdanos!

Dum Pater familias             Mientras el padre de familia,
Rex universorum                rey de todos,
donaret provincias               dio a las provincias
ius apostolorum,                 el derecho de los apóstoles,
Jacobus Yspanias               Santiago alumbra como luz
lux illustrat morum.             de las costumbres de España.

Primus ex Apostolis                 El primero de los apóstoles
Martir Jerosolimis.             el mártir de Jerusalén
Jacobus egregio                       Santiago está consagrado
sacer est martyrio.              sagrado martirio.

Jacobi Gallecia                   Galicia implora a Santiago
Opem rogat piam                su piadosa ayuda,
Glebe cuius gloria                cuya gloria abre al pueblo
Dat insignem viam,              una insigne vía,
Ut precum frecuentia            para cantar melodías
Cantet melodiam.                 la abundancia de sus súplicas.

Primus ex Apostolis                 El primero de los apóstoles
Martir Jerosolimis.             el mártir de Jerusalén
Jacobus egregio                       Santiago está consagrado
sacer est martyrio.              sagrado martirio.

Jacobo dat parium               A Santiago da gracias
omnis mundus gratis,           todo el mundo de los esposos,
ob cuium remedium              con cuyo remedio de amor
miles pietatis                    el soldado es suficiente
cunctorum presidium            defensa de todos
est ad vota satis.                para cumplir sus votos.

Primus ex Apostolis                 El primero de los apóstoles
Martir Jerosolimis.             el mártir de Jerusalén
Jacobus egregio                       Santiago está consagrado
sacer est martyrio.              sagrado martirio.

Jacobum miraculi                Por los milagros que se hacen
que fiunt per illum,              por el propio Santiago,
arctis in periculis                que lo aclamen
acclament ad illum,              en los duros peligros
quisquis solui vinculis          todos los que esperan
sperat propter illum.            ser por él liberados de sus cadenas.

Primus ex Apostolis                 El primero de los apóstoles
Martir Jerosolimis.             el mártir de Jerusalén
Jacobus egregio                       Santiago está consagrado
sacer est martyrio.              sagrado martirio.

O beate Jacobe,                  Oh, bienaventurado Santiago,
Virtus nostra vere              nuestra fuerza de veras,
nobis hostes remove                 aleja de nosotros
tuos ac tuere                     a tus enemigos y defiéndenos
ac devotos adhibe               y has que nosotros tus fieles
nos tibi placere.                       te seamos gratos

Primus ex Apostolis                 El primero de los apóstoles
Martir Jerosolimis.             el mártir de Jerusalén
Jacobus egregio                       Santiago está consagrado
sacer est martyrio.              sagrado martirio.

Jacobo propicio                  De Santiago benévolo
Veniam speramus,               esperamos el perdón.
et quas ex obsequio             y que demos tan eximio
merito debemus,                       padre las justas alabanzas
patri tan eximio                  que en verdad le debemos
dignas laudes demus. Amen.    por su ayuda. Amén.

Primus ex Apostolis                 El primero de los apóstoles
Martir Jerosolimis.             el mártir de Jerusalén
Jacobus egregio                       Santiago está consagrado
sacer est martyrio.              sagrado martirio.


En este disco aparece una buena y breve versión del Dum Pater Familias, interpretada por el coro gregoriano de la Abadía de Santo Domingo de Silos.




En julio de 2011, el Codex Calixtinus se convirtió en noticia una vez más. Alguien lo había robado de la cámara acorazada en que se guarda en la catedral compostelana. El sacrílego robo podía dar que pensar en un guión cinematográfico protagonizado por Catherine Zeta Jones y Sean Connery, interpretando a sendos sofisticados ladrones de obras artísticas.













Inmediatamente la policía se puso a investigar, mientras que las autoridades eclesiásticas dejaban la investigación en manos de la Santa Providencia y un par de hermanos franciscanos con experiencia en asuntos escabrosos.

Fray Guillermo de Canterbury y su fiel ayudante el hermano Adso de Melk, siguiendo la pista del códice en el Pórtico de la Gloria.
Un año después, las pesquisas policiales daban su fruto y se recuperaba el códice, dando al traste con las producciones de Hollywood, aunque quizá no con las del inspector Torrente. Y es que por muy siglo XXI que sea, seguimos en España y el autor del robo había sido un electricista empleado de la catedral.


Si se llega a hacer la película, habrá que pensar 
en sustituir a Sean y Catherine 
por una pareja más acorde 
con la realidad española.

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