domingo, 3 de agosto de 2014

Asistencia celestial: la Vía Láctea

Una Asistencia Celestial: La Vía Láctea

En nuestros días, cualquier viajero europeo dispone de una red de carreteras bastante completa, además de mapas, guías, planos, teléfonos móviles o sistemas GPS. Aún así, cualquier ayuda se agradece y de ese modo, nos encontramos con que el Camino de Santiago está convenientemente señalizado.
Los peregrinos medievales no contaban con este tipo de asistencia, ni siquiera letreros y flechas que indicasen la dirección a seguir hasta la localidad más cercana, algo que, por otro lado, podría resultar bastante inútil para unos caminantes en su mayor parte analfabetos.
 Sin embargo, parece que el cielo no quiso abandonar a su suerte a los peregrinos jacobeos y dispuso que en las noches claras los peregrinos se pudiesen guiar hacia Compostela por una vía de polvo estelar que señalaba tan bien la dirección a seguir, que en España pasó a llamarse el Camino de Santiago.


            Yo recuerdo la primera vez que, de niño, advertí esa galaxia. Fue una noche de verano en la sierra madrileña y un amigo de mi padre me dijo que aquello era "el Camino de Santiago". Fue la primera vez que oí hablar de él y durante muchos años para mí el Camino de Santiago no fue otra cosa que un sinónimo de la Vía Láctea.
            Los antiguos griegos explicaron la formación de la vía láctea por medio de uno de sus mitos. Zeus, tras uno de sus muchos amores extraconyugales, tuvo uno hijo, Heracles, al que quiso dotar de la inmortalidad de los dioses, pero como su madre era humana, sólo podría lograrlo si era amamantado por una diosa. Bajó una noche Zeus a la tierra y, tomando al niño en sus brazos, lo elevó hasta los cielos, donde yacía dormida su esposa Hera, al pie de su carro tirado por pavos reales. Zeus depositó a Heracles sobre el regazo de Hera y se retiró para contemplar cómo el niño se alimentaba. Heracles, que poseía ya la fuerza que lo haría célebre, chupó el pecho de la diosa con tanta potencia que ésta se despertó por el dolor y retiró su mama de los labios del bebé. La succión había sido tan fuerte que un chorro de leche se escapó de la divina teta y se esparció por el firmamento. De esta manera queda explicado también el nombre de la galaxia.
Peter Paul Rubens: La Vía Láctea. Museo del Prado (Madrid).

Muchos siglos después de esto, el Pseudo Turpín, nos presenta a Carlomagno como el astrónomo descubridor de la galaxia:

            "Vio en el cielo un camino de estrellas que empezaba en el mar de Frisia y, extendiéndose entre Alemania e Italia, entre Galia y Aquitania, pasaba directamente por Gascuña, Vasconia, Navarra y España hasta Galicia, en donde entonces se ocultaba, desconocido, el cuerpo de Santiago".
Liber Sancti Iacobi.

Santiago se aparece en sueños a Carlomagno para pedirle que libere su tumba del poder de los sarracenos.
La encontrará siguiendo la Vía Láctea. Aire de services d'Hastingues (Aquitaine).

            Tirso de Molina, en su obra "La romera de Santiago", nos cuenta una jocosa historia de esta vía:
Es tanto,que el camino que en el cielo
por causa de estar cuajado
de estrellas llamó el gentil
camino de leche, han dado
en llamarle vulgarmente
el camino de Santiago.
Y es de suerte, que viniendo
cierto labrador cansado
del campo a su casa humilde
una noche de verano,
queriendo hacelle su esposa
lisonja, en medio de un patio
le puso la cama al fresco;
mas él los ojos alzando
al cielo y mirando encima
el camino de Santiago,
dio voces a su mujer,
y dijo: "¿No habéis mirado
dónde la cama habéis hecho?
¿Queréis que se caiga acaso
un bordón de un peregrino
de los que van caminando,
frasco lleno o calabaza,
y que nos quiebre los cascos?
Y creyéndolo los dos,
a un aposento, temblando,
con más miedo que vergüenza,
los colchones retiraron.

Tirso de Molina: "La romera de Santiago".

Peregrinos descuidados pueden causar accidentes dejando caer sus cosas a la Tierra.


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