La
Asistencia Hospitalaria
A
la asistencia espiritual y de obras públicas se sumaban otras fundamentales,
que eran las de cobijo y pábulo. Para satisfacerlas, la Iglesia recurrió a la
tradicional hospitalidad evangélica, pero muchos cristianos europeos no
parecieron dispuestos a practicarlas, especialmente cuando los caminos se
llenaron de cantidades ingentes de peregrinos. Una vez más había que echar mano
de los monasterios, aunque enseguida quedó demostrado que estos no podían dar
abasto a la gran cantidad de peregrinos que recorrían el camino de Santiago.
Dormitorio de la abadía de Fontenay (Borgoña). Puede servir de ejemplo esta estancia, ahora desprovista de catres, para hacernos una idea de cómo en los monasterios se daba alimento y cobijo a los peregrinos, siguiendo un precepto evangélico y las obras de caridad enseñadas por la iglesia. La austeridad cisterciense se aprecia sobre todo en este dormitorio en la falta de pavimento, aunque es de suponer que cada monje contaba con una cama individual, que es algo a lo que no siempre podían aspirar los peregrinos.
Ni había espacio suficiente para ellos ni su presencia podía permitir el desarrollo normal de la vida monacal que establecían las diferentes reglas, de modo que hubo que construir edificios especiales para ellos: los hospitales.
La raíz de esta palabra está emparentada con otras como hospedería u hospedaje, por tanto no hay que confundirlas con las instituciones clínicas de nuestros días, aunque en ellas se llevaran a cabo también labores sanitarias. En el siglo XIII, Alfonso X habla de "ospitales et alberguerías" como de términos sinónimos, aunque durante todala Edad Media se prefirió
el uso del vocablo hospital, mientras que en las épocas más recientes se ha
preferido la palabra de alberguería o albergue para designar a estos
establecimientos.
Abadía de Jumièges, en Normandía. Durante los siglos de esplendor del Camino de Santiago gozó de mejor salud. |
Dormitorio de la abadía de Fontenay (Borgoña). Puede servir de ejemplo esta estancia, ahora desprovista de catres, para hacernos una idea de cómo en los monasterios se daba alimento y cobijo a los peregrinos, siguiendo un precepto evangélico y las obras de caridad enseñadas por la iglesia. La austeridad cisterciense se aprecia sobre todo en este dormitorio en la falta de pavimento, aunque es de suponer que cada monje contaba con una cama individual, que es algo a lo que no siempre podían aspirar los peregrinos.
Ni había espacio suficiente para ellos ni su presencia podía permitir el desarrollo normal de la vida monacal que establecían las diferentes reglas, de modo que hubo que construir edificios especiales para ellos: los hospitales.
La raíz de esta palabra está emparentada con otras como hospedería u hospedaje, por tanto no hay que confundirlas con las instituciones clínicas de nuestros días, aunque en ellas se llevaran a cabo también labores sanitarias. En el siglo XIII, Alfonso X habla de "ospitales et alberguerías" como de términos sinónimos, aunque durante toda
Los
documentos más antiguos sobre hospitales en el Camino de Santiago datan del
siglo X y desde ese momento su número no va a parar de crecer hasta el arribo
de la crisis jacobea.
Hospiatl de San Juan, en Brujas. Uno de los pocos hospitales medievales de Europa que ha logrado sobrevivir hasta nuestros días. |
Los documentos más antiguos sobre hospitales
en el Camino de Santiago datan del siglo X y desde ese momento su número no va
a parar de crecer hasta el arribo de la crisis jacobea.
Los
hospitales para peregrinos eran fundaciones de eclesiásticos o laicos. Se
conservan más documentos fundacionales de hospitales creados por reyes o
magnates que de obispos u órdenes religiosas, lo que contrasta con los textos
conservados de los propios peregrinos. Esto puede deberse a que en los
documentos eclesiásticos no se especifica el uso que se va a dar a las edificaciones
dedicadas, digamos en términos modernos, a obras sociales.
La mayor parte e estos edificios ha
desaparecido por falta de uso. No obstante, algunos de ellos han subsistido,
con ligeras o profundas modificaciones, como el Hospital del Rey en Burgos, el
de San Marcos de León o el de los Reyes Católicos, en la propia Compostela.
también en nuestros días, la iniciativa de
vecinos, cofradías, autoridades civiles y eclesiásticas siguen fundando
albergues para el descanso del peregrino, como es el caso de este de Rabanal del Camino, en la provincia de León, patrocinado por españoles
e ingleses.
Las atenciones que los antiguos peregrinos
recibían en los hospitales eran tan variadas como las formas y tamaños de los
mismos. En algunos se daba simplemente alojamiento; otros en cambio contaban
con enfermerías, servicio de peluquería, baños calientes y toda la gama de
lujos que pudiese soñar el hombre medieval.
En
cuanto al sustento que se prodigaba en ellos, se puede suponer que era igual de
variable. Los habría en que no diesen más que agua y otros en los que los
peregrinos pudiesen satisfacer su hambre hasta hartarse, aunque estos debían de
ser los más raros. En cualquier caso, dada la dieta de adelgazamiento a que
solían estar sometidos los campesinos medievales, se puede comprender
fácilmente que estuviesen encantados con la sopa boba que los monjes han
seguido suministrando a los pobres durante siglos de caridad cristiana e
inmisericorde pasividad estatal. Por supuesto, no se pueden pedir peras al olmo y los establecimientos religiosos nunca contaron con algunas atenciones que muchos peregrinos soñaron.
En el aspecto médico cabe suponer que las
mayores artes curativas que los peregrinos encontraban en los hospitales,
residían en sus propias oraciones.
Contaban también los hospitales con privilegios otorgados por los reyes, que principalmente los eximían de impuestos o los otorgaban tierras con que sacar unas rentas que les permitiesen reponer gastos.
Los
hospitales estaban destinados a los peregrinos pobres y enfermos, y también a
los enfermos y pobres que no eran peregrinos, pero como lo barato y lo gratuito
siempre atrae, parece que muchos nobles o pudientes se acercaban a ellos para
pasar la noche sin gastar un doblón. Así se desprende del siguiente edicto del
rey castellano Alfonso XI:
Durante la Edad Media, los caballeros y demás miembros de la nobleza
contaban con un tipo de albergue que no solía estar abierto a los otros
miembros de la sociedad: los castillos, palacios y casas señoriales, siempre y
cuando no estuvieran en malas relaciones con sus dueños. Este castillo de Bonaguil, en Aquitania, que emerge ruinoso de la espesura de un
bosque bien pudo dar cobijo en su tiempo a muchos nobles peregrinos.
A los demás peregrinos que sorprendiera la
noche, o una tempestad lejos de una población, un monasterio o un centro
hospitalario, sólo les quedaba rezar para encontrar una granja, donde quisieran darles asilo. Por supuesto, los caballeros
tenían posada asegurada en estos lugares. Aunque bastante más moderna, estas cabanes du Breuil, no muy lejos del castillo anterior, podrían darnos una idea del tipo de alojamiento rural de la época.
Por
supuesto, existía también la hospitalidad profesional, la que ha llegado a
derivar en los hoteles de Las Vegas. Hospederías, mesones, posadas, ventas,
fondas y demás garitos hicieron su agosto durante siglos en el Camino de
Santiago. Sólo era necesario un techo para poder dedicarse a este negocio. Hubo
posadas de todas las cataduras, con diferencias aún mayores que las existentes entre
los hospitales de caridad. El gremio no gozó nunca del afecto de los peregrinos
y los testimonios que más nos han llegado de la Edad Media son las
denuncias por los abusos cometidos contra los peregrinos. a pesar de ello,
mientras el Camino funcionó, el negocio estuvo asegurado. Nunca había camas
suficientes en los hospitales para albergar al tropel de romeros que iban y
venían de Compostela.
Por supuesto, existía también la
hospitalidad profesional, la que ha llegado a derivar en los hoteles de Las
Vegas. Hospederías, mesones, posadas, ventas, fondas y demás garitos hicieron
su agosto durante siglos en el Camino de Santiago. Sólo era necesario un techo
para poder dedicarse a este negocio. Hubo posadas de todas las cataduras, con
diferencias aún mayores que las existentes entre los hospitales de caridad.
Hoy, a lo largo del camino de Santiago seguimos encontrando albergues, pensiones, hostales, hoteles, restaurantes, mesones y bares que reclaman la atención de peregrino con carteles llamativos y ofertas especiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario